Bestiario Digital No. 5 Edición Pañoletera 2

Dentro del grupo de defensores del proyecto revolucionario cada día son más los «neorrevolucionarios» ¿Pero que es un neorrevolucionario?

Según Gustavo Bueno, dentro de esa dicotomía oscura y confusa difícil de discernir, existen múltiples derechas y múltiples izquierdas. Dentro de estas últimas, las definidas y las indefinidas. Las indefinidas básicamente son aquellas que no tienen un proyecto definido de Estado (de ahí su indefinición) y se autoperciben de izquierda frente a una derecha amenazante.

Así que para empezar, un neorrevolucionario es la izquierda indefinida cubana.

Estos grupos, a pesar de identificarse con el Estado revolucionario, no tienen un proyecto definido para él, no proponen una sola medida, no tiene un plan, carecen de programa. Su discurso es defender la Revolución del enemigo que la acecha. ¿Qué enemigo? No sé, no lo dicen, a veces está a 90 millas, a veces entre nosotros, pero siempre está.

Para el neorrevolucionario todo el que no piense como él es EL ENEMIGO, al menos formal. Por eso gusta de los adjetivos. Los antiguos epítetos ya no son suficientes: gusano, contrarrevolucionario… no dicen todo lo que quieren decir. Ahora usan otros más modernos y cools: fascistas, odiadores. Incluso los defensores de la revolución que no siguen su juego tienen el suyo propio: DINOSAURIOS. No debaten ideas, basta con poner el calificativo y ya queda zanjado el tema. Pero el peor insulto que puede decirte un neorrevolucionario es STALINISTA. No hay nada que teman más que al tío Joe y su bigotón.

El neorrevolucionario/izquierdista indefinido cree que sus luchas particulares son las luchas generales. Cree que su pequeño proyecto es seguido por miles. El neorrevolucionario difícilmente sea un político, casi nunca tiene un cargo, sería difícil poner en ejecución lo que predica. Es estudiante, artista (o eso cree), intelectual (aunque la mayoría solo llegue a pseudointelectual) y se une en pequeños proyectos, en todos a la vez. El germen siempre es una revista, un blog, una linterna nocturna, un grupo de Telegram o una página de Facebook.

El neorrevolucionario quiere abrirte los ojos, por eso siempre tiene la pupila asombrada. Verdad que ha crecido con los nuevos tiempos, empezó con un blog y ya tiene varios. Antes no salían en la televisión y ya conduce programas. YouTube y Facebook son sus lugares preferidos, si tiene una bombilla verde mejor.

La biblia del neorrevolucionario no es el Manifiesto Comunista, sino la Declaración Universal de los Derechos Humanos, y sus mandamientos están en la Agenda 2030. Da igual que se digan comunistas, si pudieran renegaran de Marx.

Renegando del marxismo reniegan del materialismo, para ellos eso no es importante, lo importante son los proyectos que se inventan y sus ideas sociológicas, no importa que tengan poco basamento en la realidad. Apoyan cualquier cosa que en su imaginario signifique progreso: luchas antirracistas, feminismo, ecologismo, veganismo, animalismo… Todo copia y calco de las ideas de las universidades americanas llegadas a Cuba vía España, México y Argentina.

Porque si en algo son exitosos los neorrevolucionarios es en reptar por las universidades y los cursos de ONG. Lo mismo obteniendo becas en la IBERO que dictando charlas en la Universidad de Santi Spíritus, no importan que no sepan, lo importante es tomar el lugar. Sus facultades predilectas son las de Artes y Ciencias Sociales, ya la de Periodismo es el cielo en la tierra.

El neorrevolucionario apoya las teorías trans, por eso es un burgués en cuerpo de proletario. Su sueño húmedo es montar un negocio exitoso. Da igual que sea una cafetería, una productora audiovisual o un medio de prensa independiente. Pero no puede. En primer lugar porque las leyes no lo permiten, entonces lo piden de forma discreta. En segundo porque su incapacidad no le da para tanto. Por eso quiere vivir del Estado y sus instituciones, a los que no soporta pero necesita. Y así se la pasa pidiendo e inventando, son expertos en el turismo político, da igual que sea una Semana Antimperialista en Holguín o una Sentada en el Parque Central. Cualquier excusa es buena para conocer Cuba. Cuba primero y el extranjero después, que para eso le hacen la pelota a cualquier extranjero medio comunistón izquierdoso, da igual que sea documentalista de la Ciudad Condal que profesor en Seattle, incluso aunque no sea comunistón, va y le echan el lazo y se ganan una carta de invitación.

Al neorrevolucionario le importa más la forma que la esencia, el continente que el contenido. Quiere vaciar de significado al símbolo para reconstruirlo a su imagen y semejanza. Por eso es tan importante su imagen, su identidad visual, da igual que lo que diga no sirva, tiene que trabajar su nombre. Pero como buen incapaz no puede crear su propio sello, así que tiene que apropiarse de otro. Le da lo mismo que sea un pañuelo o el título de una canción, no importa que lo llamen necio, de hecho, presume bastante de su ignorancia mandando a todos a leer.

Al neorrevolucionario le gusta la idea del cambio pero sin transformación, la Revolución francesa sin la guillotina. Su sueño dorado es el paraíso de la concordia, la nueva Babel, que llegará de tomarse de las manos y gritar Revolución. Nunca menciona la lucha de clases, porque eso le suena muy subversivo. Quiere romper el status quo para que se mantenga el status quo. El gatopardismo a nivel internacional.

El neorrevolucionario presume de comunista porque de la socialdemocracia no se ha hecho buen merchandising, se ven mejores los pullovers del Che que los de Olof Palme. Defiende la Revolución porque sabe que este Estado es el único que puede asegurar su existencia.

El neorrevolucionario es el deseo y la obra perfecta del capitalismo mundial. No tiene que gastar en tumbar la Revolución, el neorrevolucionario lo hará por él.


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Bestiario Digital No. 3 Edición Bíblica. Toda nueva religión necesita un nuevo Mesías, que supere al antiguo Enviado. Esta superación no tiene que ser en calidad de los milagros, sino en cantidad de sus fieles, que nos lleve a la tierra prometida luego de 40+22 años vagando por el desierto.